Cada país, a través de sus NDC, se han comprometido a contribuir con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, respondiendo al llamado del Acuerdo de París para evitar un aumento de la temperatura superior a los 2ºC, que pongan en riesgo la seguridad climática del planeta. En ese sentido, cada país determina su contribución de manera autónoma, pudiendo optar por una meta absoluta de reducción, una meta relativa al escenario tendencial de emisiones de acuerdo a toda la economía, una meta de reducir las emisiones en relación a una trayectoria de emisiones proyectada en sectores específicos, una meta orientada a implementar medidas y políticas en sectores específicos o una meta de intensidad vinculada a otra variables (generalmente PBI).